jueves, 21 de mayo de 2015

#NADA PASARÁ

Infancia en la Sombra


La infancia en Colombia a pesar de haber conquistado espacios significativos principalmente en lo que tiene que ver con el reconocimiento de sus derechos, sigue invisible para gran parte de la sociedad que percibe a niñas, niños y adolescentes NNA, como pequeños adultos y casi como “objetos” necesitados de caridad, compasión y acaso, atención. Solo basta dar un vistazo o escuchar a medios de comunicación para enterarse y palpar la realidad, claro desde esa óptica particular que impacta a gran parte de la opinión pública.

Han pasado nueve años desde la promulgación de la Ley de Infancia y Adolescencia, valioso y pertinente referente que enaltece a NNA y establece no solo normas sino también orientaciones precisas para que sean tratados por todos los niveles de la sociedad y del Estado desde una perspectiva de derechos y valorados como ciudadanos. Pero aunque han sido varios los escenarios colectivos y muchos esfuerzos individuales en los cuales ya se asume esta visión de la infancia, aún son muchos los que por desconocimiento, incomprensión o desidia hacen caso omiso y continúan ignorando la Ley y sus alcances, hasta el punto que podría hasta plantearse como otra forma de “maltrato” hacia los NNA: No solo es mencionar y aceptar que existe la Ley sino pensar y actuar conforme a ella. En un país donde la vulneración de los derechos de NNA es pan de cada día, resulta incomprensible que teniendo un instrumento para reafirmarlos, aún la lucha por la conquista esos derechos parezca un imposible.

A pesar de que el Presidente Juan Manuel Santos desde su primer período de Gobierno ha mostrado interés para consolidar una Política Pública de Infancia, como nunca antes en la historia de Colombia se había dispuesto tal voluntad política, la oportunidad de lograrlo cuatro años después sigue en la sombra. Definitivamente el compromiso de Instituciones y funcionarios responsables no ha sido suficiente, su accionar no ha estado a la altura de los NNA, la incapacidad se percibe mientras aún se mantiene ese imaginario de pensar la infancia solo como una cuestión de asistencia o creyendo y sobre todo “sacando pecho” que trabajar para ellos y no con ellos es hacer un favor a la sociedad o para ganarse figuración política.

Por ejemplo para citar solo dos de muchas situaciones. No puede ser posible que ante uno de los fenómenos más impactantes para la vida de NNA en Colombia como lo es su reclutamiento para entrar a las filas de grupos al margen de la Ley, en el caso específico de las FARC, con quienes el Gobierno tiene diálogos en la mesa de Conversaciones para el fin del Conflicto, no exista una representación seria, objetiva y sobre todo sensible que responda por ellos en dicha mesa. Tampoco puede ser posible con el conocimiento que se tiene resultado de años de investigaciones y seguimientos sobre la desnutrición de los NNA por toda Colombia y aceptando los casos extremos en grupos y comunidades específicas, aún sea imposible que se tomen acciones decididas e innovadoras no solo para disminuir la tragedia sino para controlarla y evitarla. Podríamos seguir enumerando situaciones que contradicen lo escrito no solo en Ley sino en la misma Constitución Política sobre los derechos de los niños, los cuales “prevalecen sobre los derechos de los demás”, esta realidad no se puede ocultar.


Lo preocupante es que observando lo que sigue pasando en el día a día a los NNA sin que nadie sea capaz de asumir ni responsabilidades, ni liderazgos para la transformación de imaginarios y actitudes frente a ellos, el tiempo se pasa, y con él, una oportunidad sobre todo en lo que se refiere a la voluntad política para que niñas, niños y adolescentes colombianos dejen de ser un número más, una estadística o las “personitas” que solo inspiran ternura, y se logre dar el gran paso para que ellos se reconozcan como ciudadanos y nosotros aceptar su ciudadanía.

lunes, 11 de mayo de 2015

LOS PELAOS SON PELAOS...

...y no adultos chiquitos.

Nuevamente este año fui invitado por la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata a formar parte del grupo de jurados para escuchar a las niñas, niños y adolescentes NNA, participantes y escoger a los más destacados en el concurso Categoría Infantil; además de seguir sorprendiéndome con la ejecución instrumental, calidad vocal y reafirmar el alto nivel de interpretación individual y en conjunto, tuve la oportunidad de compartir momentos y aprender con varios de ellos. En su totalidad fueron cincuenta Conjuntos de música vallenata participantes, con integrantes provenientes de 35 municipios y 13 departamentos del país; entre ellos 16 niñas, cinco de ellas intérpretes del acordeón. Acompañados y apoyados por sus familiares, amigos y público asistente siempre animado desde a emotividad que despierta la infancia, NNA realizaron comprometidos, muchos sin saberlo, una significativa labor de preservar la esencia de la música vallenata.

Teniendo en cuenta los esfuerzos que todos hacen para estar presente y enriquecer cada año el Festival, resulta fundamental entonces para la Fundación y un reto, fortalecer la relación concurso-participantes, dándole una dimensión a la infancia desde la perspectiva de derechos y no tratándolos como “adultos pequeños”, como ocurre en la actualidad: eso es además de tener la sensibilidad para comprenderlos, es ponerse al mismo nivel de cada uno, sin duda, un esfuerzo que multiplicará la calidad y será ejemplo vivo de construcción de ciudadanía desde la identidad implícita en la música y la cultura que los rodea, tan ausente en los procesos pedagógicos y culturales en Colombia. Este impulso debe extenderse también a otras actividades en las cuales NNA participan como lo son el Concurso de Pintura Infantil y el Concurso de Piloneritas y Piloneritos.

Es una oportunidad que tiene el Festival “promover que NNA asuman más conscientes una posición como parte importante del grupo social y eso es esencial para que sean percibidos y consoliden su papel como sujetos, además porque ésta apropiación se proyecta haciéndose visible en otros contextos y sirve de ejemplo y modelo para construir ciudadanía desde lo esencial, desde su propia identidad. Esta identidad cultural constituye un factor importante para la construcción de ciudadanía desde el diseño de políticas públicas hasta su ejecución en coherencia con las identidades culturales teniendo siempre en cuenta a los NNA no solo como beneficiarios de las políticas, sino como actores que aportan desde sus experiencias de vida y necesidades elementos que mejoran su impacto en la sociedad y consolidan la interrelación NNA-comunidad como ciudadanos sujetos de derechos”, oportunidad para liderar y estar a la vanguardia con el valor y respeto que deben recibir NNA, más, sabiendo que son ellos la semilla viva que seguirá dando frutos los cuales se recogen constantemente alrededor del mundo en el marco de lo que proyecta cultura vallenata.