viernes, 17 de junio de 2011

ROSTROS DE UNA TRAGEDIA


Niños, niñas, adolescentes y jóvenes desplazados

La mayoría de los desplazados por la violencia en Colombia son menores de 18 años, es decir, niños, niñas, adolescentes y jóvenes inmersos en la prolongada tragedia del desarraigo forzado por decisión de los señores de la guerra y de la muerte.

Pequeños seres humanos que acumulan desde muy temprano la experiencia del dolor compartido, de la tierra abandonada, del sufrimiento urbano, del hambre que se vuelve costumbre, de culturas desconocidas, de nostalgias reprimidas, de los seres queridos ultimados, de recuerdos que vibran en silencio.Semillas de futuros inciertos, pequeños hombres y mujeres nacidos y criados en las zonas de guerra, niños obligados a obedecer el lenguaje de las armas que vieron disparar antes del éxodo forzado.Niños en la mira de los ejércitos de hombres que quieren perpetuar la guerra para sumar más combatientes a los enfrentamientos del absurdo.

Esperanzas de la patria reunidos en barrios subnormales, con la violencia del recuerdo en sus frágiles conciencias y con la realidad del sufrimiento de la supervivencia urbana. Niños desplazados, una realidad que va más allá de las frías estadísticas que a veces ayudan a entender que la sensibilidad también hace parte del lenguaje de la esperanza.

El 55% del total de la poblacion desplazada por violencia en Colombia es menor de 18 años, es decir, aproximadamente 412.500 niños que huyeron con sus familias por presiones de diversos actores armados.El Sistema de Información de Hogares desplazados por Violencia en Colombia SISDES, desarrollado por CODHES, precisa que el 12.72.% de la población infantil desplazada correspondea los menores de 5 años, el 19.78% oscila entre 5 y 10 años, elt 12.78% entre 11y 14 años y el 9.03% tiene entre 15 y 18 años.

Una vez desplazados por la violencia y como consecuencia del deterioro de la calidad de vida se advierte un alto índice de deserción escolar.No asisten a clase 4 de cada 10 menores en edad escolar primaria o secundaria (entre 6 y 18 años), hecho significativo en el impacto del desplazamiento en la infancia al que se suman los traumas y dificultades de adaptación al proceso educativo por parte de los niños desplazados que logran ingresar al sistema escolar.

En el desplazamiento de la población infantil y de la población en general tienen responsabilidad los actores que protagonizan el conflicto armado interno y que con violan los derechos humanos e infringen las normas del derecho internacional humanitario. También son responsables los integrantes de una sociedad que tiende con preocupante frecuencia a resolver en forma violenta los conflictos Ordinarios a ejercer la justicia privada y a intimidar para imponer sus criterios.

Los asesinatos selectivos, las masacres, las amenazas, el miedo y la zozobra, motivan el desplazamiento o generan factores que alimentan la migración forzada. Estas formas de violencia constituyen referentes negativos para el normal desarrollo y crecimiento de los niños que perdieron sus padres, familiares o amigos o aquellos que huyeron con las imágenes de terror en sus memorias.

sábado, 4 de junio de 2011

CIUDADANÍA DESDE LA INFANCIA




Los niños y las niñas antes de nacer ya hacen parte de la vida social, las interacciones no solo con su entorno familiar cercano si no también cuando estos mismos (sus padres principalmente) se interrelacionan con sus pares sociales dentro del ambiente donde viven sus vidas, permiten la transmisión información valiosa que en la gestación estimula la capacidad que facilitará la vida social. Al nacer ya hace parte plena de la familia y de todo ese gran contexto alrededor de ella; así como es reconocido él mismo se reconoce ante ellos. Allí en el seno de la familia percibe las primeras aproximaciones de vida como ciudadano, observando el comportamiento y siguiendo las pautas básicas de la institución familiar se ve sintiéndose más activo y participa con sus acciones en la dinámica que siguen los otros a su lado. Pero es solo cuando ingresa al sistema escolar, el momento en que hace la entrada “oficial” al mundo social. Cambia la familia de los primero años por la “nueva” familia: la escuela.

Es la escuela el escenario ideal para crear estrategias que faciliten tanto el aprendizaje como el fortalecimiento de las acciones ciudadanas, para afianzar las indicaciones que vienen de casa y para recibir la influencia de otras indicaciones, de otros saberes, de las experiencias que los compañeros, maestros y el personal de la escuela traen y ofrecen ahora dentro de la convivencia permanente que comienzan. En este momento las actividades académicas unidas con las acciones dentro del entorno familiar pueden cumplir una labor significativa para la formación en ciudadanía, la diversidad de sus saberes permiten ser abordadas desde estrategias distintas lo que facilita crear diferentes modelos para observar el mundo, la realidad y de la misma forma actuar en ellos.

Construir ciudadanía desde la infancia utilizando los escenarios cotidianos y vitales para ellos y por tanto para nosotros es una labor inaplazable, un labor que debemos asumir todos convencidos en que podemos darle forma al futuro, un mejor futuro para el país.