La Familia Como Núcleo central de la Vida *
La familia es el núcleo fundamental de la sociedad y es también el espacio básico en el cual se realiza la socialización primaria de los niños, adolescentes y jóvenes y en donde comienza el sistema de solidaridad de toda sociedad. Es allí donde se aprende e internaliza en los primeros años de vida y a través de las prácticas cotidianas, los valores de solidaridad, tolerancia, equidad y respeto, entre otros, que podrán ser el sustento de sociedades pacíficas y respetuosas de la diversidad. Es también allí donde se adquieren los primeros conocimientos y donde, según ha quedado ampliamente demostrado, una adecuada estimulación temprana facilita los procesos de aprendizaje y despierta la creatividad.
La familia es la principal responsable de propiciar desde el inicio de la vida, el desarrollo de las capacidades intelectuales y las habilidades que permitan a las próximas generaciones insertarse en la economía y la sociedad global. Es por ello que la familia, en todas sus formas debe ser fortalecida y convertida en un espacio para la construcción de sociedades democráticas y equitativas que permitan a la humanidad lograr lo que en siglos de historia no se ha logrado: la erradicación de la pobreza y la miseria, la abolición de todo tipo de injusticias y la instauración de una cultura de derechos humanos.
El fenómeno de la globalización ha tenido un impacto importante en la esfera económica y se ha conjugado con numerosos factores que han conducido a un aumento sustancial en la tasa de participación laboral femenina. Cada vez más las mujeres abandonan su rol exclusivo de amas de casa y se dedican a combinar las responsabilidades de un puesto de trabajo remunerado con las del hogar y la familia. Esto ha generado cambios importantes en la estructura familiar y en las responsabilidades de sus miembros, y en el caso de los hogares bi-parentales, ha evidenciado la necesidad de una participación más activa del hombre en la crianza de los hijos.
No obstante, los efectos de la globalización no se han circunscrito al campo de la economía; la creciente movilidad de ideas, costumbres y creencias ha tenido un impacto considerable sobre la cultura latinoamericana, lo cual a su vez ha afectado las estructuras familiares, las relaciones entre sus miembros y el rol que desempeñan los padres. Así mismo, los cambios en el papel del Estado han trasladado al ámbito de la familia una serie de responsabilidades propias del mismo, resultando en cargas adicionales que las familias de escasos recursos difícilmente pueden cubrir. Las políticas y programas dirigidos a la familia usualmente no la consideran como una unidad, sino en forma fragmentada y parcial. Para que ésta pueda cumplir sus objetivos y enfrentar los retos de un mundo en continua transición, es necesario que las políticas públicas tengan un enfoque integrador que parta de una visión global de la familia y de su relación con la sociedad, donde ésta no pierda su carácter institucional y pase a cumplir un conjunto de tareas más abarcativas, que incluya las afectivas y las materiales, en relación con el sistema social más amplio (Kaluf y Maurás, 1998).
Por lo tanto, uno de los desafíos de mayor envergadura que la región debe enfrentar, es la reconsideración del papel del Estado y el desarrollo de políticas públicas orientadas hacia la protección y el fortalecimiento de la familia.
*Marta Maurás, Alberto Minujín y Raquel Perczek
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